En el pasado International Meeting de Mindfulness se presentó un interesante estudio sobre el Potencial terapéutico del Camino de Santiago de la mano de mi colega y amigo Albert Feliu, (investigador del Parc Sanitari Sant Joan de Déu).
La investigación aún está en marcha y hasta la fecha cuenta con más de 300 participantes/peregrinos, a quienes se les tomaron medidas en tres fases antes de comenzar a caminar, al concluir y un seguimiento a los tres meses.
Se observaron cambios significativos en la reducción de afecto negativo, sintomatología de depresión, ansiedad y estrés, así como también incrementos en afecto positivo, felicidad, satisfacción con la vida, habilidades de mindfulness y en la capacidad para vivir de una forma más orientada a los propios valores. Dichos cambios perduraron tres meses después de haber finalizado el camino.
La agonía y el éxtasis
Según Albert, y de acuerdo con los resultados preliminares del estudio, parecería existir una relación entre el dolor físico experimentado durante el Camino y la mejora observada en el bienestar mental y emocional, que podría deberse a varios factores, entre otros a:
- la interpretación subjetiva del valor de la experiencia: “lo que vale cuesta”
- reducción de las cavilaciones y pensamientos rumiativos durante el camino: “si prestas atención al cuerpo la quitas de la mente”.
- la subida de endorfinas después del ejercicio físico y de la experiencia dolorosa
- Sentir dolor en un contexto de sentido podría permitir el desarrollo de una mayor capacidad de tolerancia y aceptación: “decido tolerar el malestar y seguir mi camino”.
Si queréis saber más sobre el estudio o si queréis participar en el mismo, os dejo este enlace: www.estudiocamino.org