Nuestro día a día está repleto de estímulos de todo tipo, visuales, sonoros, físicos…que nos dificultan concentrarnos en una actividad concreta con serenidad o escuchar a las personas sin que nuestros propios pensamientos o cualquier otra cosa capte nuestra atención.

¿Qué pasaría si pudiéramos utilizar esos mismos estímulos -sonoros- para calmar nuestra mente y mejorar la capacidad de concentración y escucha?.

Podemos hacerlo. Simplemente tenemos que prestarles atención intencionadamente…

Una de las maneras más simples y más directas para conectarnos con el momento presente es tomar conciencia de los muchos sonidos que constantemente surgen a nuestro alrededor.

Y no sólo nos ayuda a volver al presente. Prestar atención a los sonidos que llegan y llenan nuestros oídos también estabiliza la mente, afinanuestro sentido de audición y mejora la capacidad de escuchar profundamente.

Prueba a hacerlo en cualquier momento de tu día. Aquí te dejamos una práctica guiada que te ayudará en ello.